Para Kilómetro Cero, lo más desconcertante no es el No causa sino la absoluta ausencia de reflexión y de voluntad para imponer mecanismos internos de rendición de cuentas que ha exhibido la Policía de Puerto Rico. Seis policías recién graduados casi todos acribillan a un menor de edad desarmado, que no ha sacado un arma, que no ha apuntado, que no les ha disparado y que está en un carro que tiene GPS. La Policía pudo haber incautado el vehículo porque lo identificaron mientras estaba estacionado, sin nadie adentro, pero decidió esperar a que un jovencito se montara en él y lo persiguieron, según la fiscalía sin darle el alto o encender el biombo, hasta una calle sin salida. Allí, en lugar de arrestarlo, le disparan más de 60 tiros entre todos y lo matan.
Leer másHan pasado casi dos años desde que el Capitán Ángel Rivera Otero, placa número 14832 de la Policía de PR, golpeó con un puño en la cara a Kelvin Viera, joven habitante de calle y con diversidad funcional, frente a la Fortaleza en el Viejo San Juan. Sin embargo, a pesar de que existe un video de la agresión, testigos, una denuncia del propio joven Kelvin Viera e incluso un informe en el que el propio Capitán dice que golpeó a Kelvin “de forma innata e involuntaria” tras este decirle “mamabicho no me vuelvas a tocar” y porque percibía “una atmósfera a mi alrededor, rodeado de otras personas manifestándose de manera hostil y en alta voz”, ni el Departamento de Justicia ha presentado cargos criminales contra el Capitán y su Supervisor, el Comandante Kuilan, ni la Policía de PR ha sometido a los responsables a proceso disciplinario alguno.
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