Las acciones del agente Fernando Luis Torres Galarza, un hombre que dedicó más de la mitad de su vida a la Policía, deben tomarse como extensión de la cultura de impunidad y los códigos de silencio dentro de la Policía de Puerto Rico. Un arresto no va a traer reparaciones por los daños cometidos ni evitará que este suceso vuelva a ocurrir. Desatender las fallas sistémicas y la ausencia de mecanismos robustos, independientes, confiables y pertinentes de rendición de cuentas incentiva la impunidad y continúa lacerando la confianza en la Policía de Puerto Rico.
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