¿Qué pasó realmente el #8M en Mayagüez? ¿Por qué la Policía arrestó a dos manifestantes?

¿Qué pasó ese día? Hablan las mujeres del #8M en Mayagüez.

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Ese día, se trazó la línea de piquete. Era 8 de marzo de 2021, Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras y en el mundo se conmemoraban las luchas feministas para exigir la erradicación de la violencia de género, política pública para detener los feminicidios, defender los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, y exigir una nueva educación con perspectiva de género, entre otros reclamos. 

En Mayagüez, las organizaciones Siempre Vivas del Recinto Universitario de Mayagüez (UPRM), la Alacena Feminista de Mayagüez y el Colectivo Educativo por la Perspectiva de Género (CEPG) convocaron a una manifestación a las 5:00pm, frente al Mayagüez Mall. Todo transcurrió de manera pacífica hasta una hora después, cuando la Policía intentó pasar por la línea de piquete e intervino de forma violenta con manifestantes. La División de Tránsito de Mayagüez arrestó a Marohu, nombre artístico con el cual se identificó la manifestante de 30 años, y posteriormente arrestó a Carlx Sepúlveda Lespier, mujer trans de 22 años. 

Según la versión de la Policía que la prensa ha reseñado, las personas manifestantes habían paralizado el tránsito y alegadamente le cerraron el paso a dos guaguas de la Policía que llevaban plantas de marihuana incautadas en un allanamiento unas horas antes. Las notas de prensa solo mencionan que la Policía arrestó a una “mujer” por presuntamente agarrar una planta de marihuana y, posteriormente, arrestaron a un “hombre” por alegado empleo de violencia contra la autoridad y obstrucción a la justicia. 

Las personas fueron citadas al tribunal para el 11 de marzo para radicación de cargos, pero les citaron nuevamente para el 17 de marzo. Ese día se pospuso la citación hasta nuevo aviso dado que la Policía alega que hubo daño a la propiedad oficial y aún se encuentra inspeccionando los videos para determinar qué cargos presentar. 

La versión que la Policía informó, además de carecer completamente de una perspectiva de derechos civiles, hace un intento fallido y acomodaticio por relatar los eventos que ocurrieron. Que la prensa comercial haya reproducido esta versión exclusivamente, invisibiliza el uso de fuerza y las acciones ilegales, violentas y excesivas por parte de la Policía. 

En su labor de velar que el Estado proteja la vida humana, las libertades civiles y la dignidad en la búsqueda de la seguridad pública, y para promover la rendición de cuentas por parte de las autoridades, Kilómetro Cero recopiló las notas de prensa disponibles y conversó con personas dispuestas a contar su parte de la historia sobre los eventos que ocurrieron el 8M en Mayagüez.

Ya sabían, pero llegaron con amenazas

Ya se había llamado al cuartel más cercano para decirles de este evento, así que ellos sabían que esto iba a pasar, y les dijimos las diferentes organizaciones que estaban liderando [la manifestación].

-Carlx Sepúlveda Lespier

A eso de las 5:00pm, las personas manifestantes del 8M tenían su línea de piquete en la marginal de la PR-2, al frente de una parada de autobús frente el centro comercial. Luego decidieron moverse justo debajo del puente peatonal para tomar la carretera principal que interseca con la 343. 

Al principio, había dos manifestantes que re-dirigían los autos que transitaban de sur a norte, o sea, de Hormigueros a Mayagüez, hacia la derecha por el estacionamiento del centro comercial, o hacia la izquierda por la carretera 114, de manera que pudiesen seguir su rumbo sin retrasos significativos. Además, las manifestantes decidieron que si había alguna ambulancia o vehículo con alguna emergencia, les iban a dejar pasar por el extremo izquierdo de ese carril triple que tomaron. 

“El plan era bloquear el tránsito por un espacio de unos minutos para llevar el mensaje de la consigna ‘si nosotras paramos, el país se detiene’, que no solo se utiliza en Puerto Rico, sino que es la consigna a nivel internacional que representa las manifestaciones del Día Internacional de la Mujer”, expresó una de las manifestantes entrevistadas que, para propósitos de este relato, llamaremos Ana. 

A los diez minutos de haber tomado la carretera, llegaron dos patrullas de la Policía. Una oficial de apellido Feria, del Negociado de Patrullas de Carreteras, se acercó al grupo de manifestantes y dialogó con una manifestante que será identificada como Luisa. “Ella [la oficial] estaba con una actitud altanera. Dijo que no podíamos hacer lo que estábamos haciendo, que era ilegal. Yo le repetí muchísimas veces que nosotres estábamos manifestándonos bajo el amparo de nuestro derecho a la protesta y a la libertad de expresión. Ella siguió insistiendo que teníamos que movernos y, si no nos movíamos, iba a llamar refuerzos”. 

Los oficiales de la Policía presentes, aunque en desacuerdo con la manifestación, se limitaron a redirigir el tránsito para que se llevara a cabo la manifestación. 

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La Policía usó un vehículo como arma

Él [policía] puso en riesgo nuestras vidas, desde las personas barrileras hasta las personas en la línea de piquete, porque así son: agresores. Hay un video en que se ve que él [el conductor] agarra la bandera feminista y la tira contra el piso, encabrona’o, con coraje, con furia, con odio, sobre todo, con esa malicia de los agresores.

-Carlx Sepúlveda Lespier


A las 6:13pm, las manifestantes escuchaban patrullas y sirenas cada vez más cerca. Se acercaba un carro de la Policía seguido por dos guaguas pickup que en la parte trasera tenían lo que luego alegó la Policía que eran plantas de marihuana. Los policías que previamente estaban ayudando a mover el tránsito, permitieron que esta caravana de tres vehículos de la Policía estatal continuara hacia la línea de piquete.  

“Literalmente fue un revolú porque se sintió que salieron de la nada. La Policía que estaba ahí primero no perdió el control, pero llegaron estas otras patrullas, estos policías que estaban bien agresivos. Estaban empujando con las patrullas los cuerpos de las mujeres que se pararon frente a los vehículos. Estaban empujando, como amenazando de que están dispuestos a atropellarlas”, relató Gisela Rosario Ramos, manifestante que grabó la violencia policiaca

En el extremo izquierdo del carril, Luisa estaba de frente a la patrulla estatal de la Policía con numeración 9074: “El carro me dio. Le estamos diciendo que no puede pasar, que se tiene que desviar a la derecha, pero él seguía insistiendo con una actitud bien jaquetona y bien agresiva que él iba a pasar por ahí y que nos teníamos que mover o nos tiraba el carro encima, que fue lo que hicieron”. 

La patrulla también golpeó a Sepúlveda Lespier cuando esta intentaba apoyar a Luisa en evitar que el vehículo le hiciera daño a cualquier persona presente. “Cuando yo veo que esa fuckin patrulla está soltando el freno, y sigue soltando el freno con [Luisa] ahí, yo cojo y me meto a su lado. […] Estaba soltando el freno y nos estaba llevando. El auto estaba tocando mis rodillas”, expresó. Este video muestra claramente este uso de fuerza. 

El sargento Torres, uno de los que se encontraba re-dirigiendo el tránsito, admitió a la Lcda. Lindsay Murillo que los oficiales de las guaguas ni siquiera les dieron tiempo para dialogar con las manifestantes o intentar intervenir en la situación. Como las manifestantes vieron que la patrulla no cedía a pesar de que le decían al policía que se desviara, estas cedieron el paso. “En ningún momento se bajaron los oficiales del carro para buscar soluciones habladas o para buscar diálogo”, indicó Ana. 

Mientras tanto, en el extremo derecho del carril, las manifestantes forcejeaban con una de las guagua pickup de la Policía estatal con número 8052. En este extremo del carril se encontraba la mayor concentración de personas manifestantes. Detrás de esa línea de piquete había otra línea de personas con tambores que estaban tocando bomba. 

Una manifestante que presenció los eventos, que será identificada como Elena, indicó: “En un momento yo me uno a un grupo que está del lado de una de las pickups diciéndole al chofer que pare. El chofer le arranca una bandera a alguien que está un poco más al frente y tira el tubo hacia el lado. Eso [el tubo] me pasó por el lado de la cara tan de cerca, ese tipo por poco me saca un ojo con el palo de esa bandera”. 

“Esa patrulla [pickup] casi nos da a las personas que estábamos tocando bomba, particularmente a mí que estaba en el extremo de esa fila de tambores”, expresó Antonio, seudónimo de un joven de 27 años que vio el momento en que el conductor casi le pega a Elena. 

Antonio añadió que vio el momento cuando esa guagua aceleró y empujó a una persona manifestante que quedó en el bonete del vehículo. Ese momento es visible en varios videos. En el video de Rosario Ramos se ve cuando la persona cae de pie al suelo y la guagua le pega por la espalda.  

Rosario Ramos expresó: “Yo de verdad pensé que iba a haber una tragedia en ese momento. No hay manera de que esa persona pase con esa pickup y no se lleve enredado a una de las personas que está con los barriles. Pudo esquivarles, ¡pero a un pelo, o sea nada!”.

La información que la Policía proveyó y que la prensa repitió omite por completo este uso de fuerza con los vehículos contra las manifestantes. La Policía no puede utilizar sus vehículos para mover a las personas, mucho menos durante manifestaciones. Asimismo, el Acuerdo para la reforma sostenible de la Policía de Puerto Rico exige que la Policía debe rendir informes detallados sobre el uso de fuerza que emplean, de lo contrario, los oficiales involucrados, incluidos sus supervisores y oficiales de alto rango, deberán ser sometidos a medidas disciplinarias. 

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Un oficial que inventó una razón para intervenir

Eso es lo que más nos revuelca el hígado, ver que el atropello va dirigido a las personas que luchamos por nuestra dignidad, por una vida justa, por una vida equitativa, por caminar tranquilas por las calles, porque se responsabilice a los feminicidas, a los violadores.

-Marohu

“Acto seguido a todo este forcejeo, a este dime y diretes, a estos ánimos caldeados, un oficial, a mis espaldas, y en mi costado, me dice que estoy bajo arresto. No me dice causa”, relató Marohu. “Él empieza a utilizarme, se ve en los videos, empieza a utilizarme como escudo cuando las personas fueron a socorrerme y a brindarme ayuda y apoyo. Él se esconde detrás de mí sin ponerme las esposas. Pero definitivamente me tenía custodiada, detenida, me tenía agarrada. [Él] estaba utilizando fuerza, mucha fuerza, sin cumplir con ningún código de prevención de COVID-19”. 

Las manifestantes trataron de asistir a Marohu pero los oficiales se pegaron al sargento J. Torres de placa 8-31543 para evitar que esto pasara. La agente González con placa #36387 esposó a Marohu. 

Las manifestantes en la proximidad trataron de acercarse para pedir que la soltaran. Las preguntas que predominaron fueron “¿por qué la arrestan?” y “¿a dónde la llevan?” No había respuesta por parte del sargento ni de los oficiales presentes que rodaron a Marohu. 

Sepúlveda Lespier indicó que el oficial la estaba tocando “no de manera sexual pero sí agresiva y hostil”. “Yo sabía que lo más probable era alguna estupidez tratando de criminalizarnos, verdad, y más con esta cuestión de los derechos de la mujer, derechos de la comunidad LGBTTIQ, la cuestión de que nos estamos manifestando… esto es desde la perspectiva de joder a les pelús”, añadió.

A preguntas de Yesenia Torres Figueroa, reportera presente, el sargento Torres alegó que arrestó a Marohu, quien en varios videos se ve aguantando una pancarta y una cámara, por agarrar una planta de marihuana de la pickup

Marohu, por su parte, negó las acusaciones. En entrevista con Km0 agregó: “En consecuencia a eso, a mí me han puesto en las noticias como si yo hubiese agarrado una planta de la camioneta. Se ha prestado para que la prensa me ponga como si el allanamiento [de marihuana] hubiese sido a mí. […] Es frustrante ver cómo tergiversan la historia porque yo no había estado expuesta al ojo mediático”. 

Posteriormente los oficiales obligaron a Marohu a entrar a una de las patrullas estatales de tablilla GE 08297 para llevarla al cuartel de Patrullas de Carreteras de Mayagüez. 

Ya en el cuartel, Marohu indicó que estuvo esposada hasta que llegó su representación legal, a quien intentaron intimidar. Marohu explicó que un oficial entró a la sala donde le estaban tomando los datos “[…] y le dice a la abogada que ella tiene que salir a identificar a una persona que alegadamente había agredido a un oficial. La abogada le contestó que ella no podía hacer eso, que ese no era su trabajo, que ella no había visto nada y que era irresponsable de parte del oficial pedirle a ella que fuera a una multitud y, aleatoriamente, escogiera a una persona”. 

Los oficiales salieron y, pasados algunos minutos, y para la sorpresa de Marohu, entra Sepúlveda Lespier al espacio donde se encontraba. 

La Policía le apretó las esposas a Marohu exageradamente. Tuvo el brazo derecho hinchado, la muñeca vendada y moretones hasta el 11 de marzo.  

Las personas entrevistadas coinciden en que no fue hasta que la Policía alegó que Marohu agarró una planta de marihuana que supieron qué era lo que transportaban. “En el momento no se tenía ni la más mínima idea de que eso era un allanamiento [de marihuana]. En el momento estábamos rabiosas porque era como que, tan surreal, ¿por qué un vehículo, una camioneta, con material que lo que parece es que cortaron el patio y lo metieron ahí adentro, viene a romper la línea de un piquete?”, cuestionó Marohu. 

Ana expresó: “Tratar unas plantas, que hoy en día existen dispensarios legales, como si estuviésemos hablando de un cargamento de bombas molotov es una locura en pleno siglo 21”. 

Un arresto engañoso

Después de este tramoyo, fuimos al cuartel que está detrás de Plaza Sultana, a donde llevaron a [Marohu]. La dinámica ahí fue super macharrana. Llegamos, hubo mucho bullicio: “¡[Marohu] no estás sola! ¡[Marohu] estamos aquí!”, y después bajamos la voz para que los procesos se lleven bien.

-Carlx Sepúlveda Lespier


Las manifestantes decidieron mover el piquete al cuartel de Patrullas de Carreteras de Mayagüez, donde llevaron a Marohu. Había oficiales dando rondas por los predios del cuartel y por la salida. Sepúlveda Lespier se encontraba conversando con varias manifestantes cuando se fijaron que había oficiales señalando en su dirección. 

Acto seguido, ella se movió entre las manifestantes y se sentó, de manera que no ve al grupo de oficiales dado que estaba de espaldas. “La mujer policía señala y el grupo continúa buscándola [a Sepúlveda Lespier] y una de las compañeras le pregunta a uno de los policías del grupo que por qué ellos le estaban señalando. El hombre policía contesta ‘yo no sé, lo mandaba a buscar la abogada de ustedes, a mí no me pregunten’. O sea, ella entra engañada”, relató Ana. La abogada no solicitó en ningún momento la presencia de Sepúlveda Lespier. 

Sepúlveda Lespier escuchó al oficial y de inmediato se puso de pie y entró al cuartel. Explicó que entró en automático: “La cantidad de oficiales fue intimidante. Había como siete guardias, estaban utilizando la intimidación para acorralarme emocionalmente. Eso es super machista, super macharrán, super agresor. Ya yo sabía que, al ver tantos guardias, el resistir iba a ser una conducta de riesgo para mí y para mi salud emocional”. 

Adentro, la mujer policía acusó a Sepúlveda Lespier de alegadamente agredir a un oficial por la espalda con la intención de hacer daño. Esta le pidió su información personal pero la manifestante sostuvo que no había hecho nada y se negó a darla. 

Le preguntaron su nombre y reconoció: “[…] un cuartel de la Policía de Puerto Rico no es un lugar seguro para una mujer trans, indígena y pobre; somos las poblaciones que criminalizan y violentan”. Por eso dijo su deadname o nombre muerto, que es el nombre asignado al nacer que ya no utiliza ni debe usarse para referirse a la persona como tal. 

Carlx Sepúlveda Lespier señaló que en varias ocasiones la oficial presente se refirió a ella con pronombres masculinos. Esta le corrigió múltiples veces, pero la oficial no transó. La Orden General 624 de la Policía de Puerto Rico exige que la Policía debe preguntar los pronombres de las personas trans y referirse a estas personas con los pronombres correctos sin cuestionar sus identidades

Finalmente, la policía llevó a la manifestante a la sala donde estaban Marohu y la abogada. 

Sepúlveda Lespier expresó que el trato en ese espacio fue hostil: “Tú les preguntabas algo o les hablabas, y ella te iba a contestar bien hostil, bien a la defensiva. Yo pensé, loca pero bájale. Yo sé que ella piensa que hice algo mal, pero no significa que debe tratarnos con esa hostilidad, con esa rigidez, con ese control, y esa negligencia contra mí. Ella respondía tan hostil y tan agresivamente que yo pensé, ‘¿cómo yo te digo algo reflexivo, crítico y amablemente sin que tú te vuelvas a volver a defender y ser tan hostil?’.

El machismo y la transfobia institucional de la Policía

Salimos más coragientas con el sistema que antes porque, como decimos, cuando los hombres nos matan, cuando hay feminicidios, cuando llaman a reportar violaciones, la Policía se tarda horas o ni siquiera llega. Entonces, en nuestro caso nos arrestan sin razón aparente, sin tan siquiera decirnos la causa de nuestros arrestos. Entonces se la viven, ahí sí salen seis, once, dieciséis policías, a ver qué es la que hay. ¿En dónde estaban estas personas cuando las mujeres llamaron? ¿Dónde estaban cuando violaron a una mujer en Añasco y todavía hay cinco hombres por la libre?

-Marohu

Las personas entrevistadas señalaron y criticaron el trato machista que se dio por parte de la Policía en todas las intervenciones. Señalaron la manera violenta en que manejaron el cuerpo de Marohu, criticaron la transfobia que se dio en el cuartel contra Sepúlveda Lespier, y denunciaron el atropello, en sentido muy literal, de las manifestantes en el 8M, donde un policía le arrancó la bandera feminista a una manifestante y la arrojó a la carretera. 

Particularmente, Ana informó “Nuestra manifestación era una manifestación por los derechos de las mujeres. Y lamentablemente quienes intervinieron, tanto en el arresto de la compañera [Marohu] como en el arresto de la compañera Carlx, fueron mujeres, en pleno 8 de marzo. O sea, la Policía utiliza la estrategia de ponernos a nosotras contra nosotras”. 

Por su parte, Carlx Sepúlveda Lespier fue muy específica en señalar que un cuartel de la Policía no es un lugar seguro para una persona trans como ella. Se sintió obligada, por su seguridad, de entrar al cuartel y decir su deadname. Señaló que, en su experiencia como sobreviviente de violencia intrafamiliar, la Policía ha sido revictimizante y negligente al tratar con estos casos. 

Asimismo, Marohu señaló que el trato fue no fue equitativo con respecto su abogada y un abogado que llegó a asistirles pues la Policía trató de manera machista a su abogada, a quien no le querían creer que era abogada. Indicó que, en cambio, al abogado no se le trató con ningún tipo de falta de respeto ni de piquete. Marohu comentó: “Eso yo lo tomo en consideración porque una que no es una persona hetero-cis hombre, se da cuenta de la diferencia en los tratos, especialmente en esos espacios”. 

“Dime tú si ahora una de nosotras se atreve a ir a un cuartel a acusar a alguna persona que nos violó, que nos acosó, o a buscar hacer una querella”, puntualizó Ana. “Ejemplos como este de la Policía lo que hace es evitar que las mujeres puertorriqueñas busquen ayuda en los cuarteles porque evidentemente no vamos a encontrar la ayuda que necesitamos porque muchas veces terminamos en las manos de agresores”. 

“Querían vincular el movimiento Feminista con el narcotráfico. Eso es violencia”, continuó. “Es maldad cuando se hacen ese tipo de vínculos. Lo triste del caso es que la prensa de Puerto Rico repite como el papagayo el comunicado de prensa de la Policía, lo pasan pa’ lante sin ningún tipo de análisis previo y sin hablar con las personas involucradas”. 

Intervenciones policiacas en el contexto pandémico

“Tanta mierda con que ellos criminalizan a las personas por no seguir el protocolo de Covid, pero cuando arrestaron a la compañera, había seis o siete guardias encima de ella. Eso quiere decir que no había ningún tipo de distanciamiento físico. Incluso, había una variedad de guardias que no tenían la mascarilla debidamente puesta. Es una conducta irresponsable, estaban poniendo en riesgo a sus compañeres policías,  a Marohu y a otres manifestantes.”

-Carlx Sepúlveda Lespier


En este caso, aunque las personas manifestantes mantenían su distanciamiento y sus mascarillas en un espacio al aire libre, la Policía rodeó a Marohu con más de cinco efectivos y, en el forcejeo, ella terminó con la mascarilla baja. 

En el cuartel, explica Marohu, el sargento J. Torres se bajó la mascarilla y le empezó a hablar. Ella le cuestiona esto dado que ella aún no se había podido acomodar su propia mascarilla pues seguía esposada. El sargento alegó que bajo la ordenanza nueva, las personas que se vacunaron podían hablar sin mascarilla, lo cual es falso. La Orden Ejecutiva 2021-014, vigente para el 8 de marzo, es específica cuando indica que toda persona que esté en contacto con cualquier persona fuera de su unidad familiar deberá cubrirse el área de la boca y de la nariz. El CDC ha expresado que entre personas vacunadas que estén compartiendo entre sí, no es necesario utilizar la mascarilla. Esto dista mucho de que un policía, por más vacunado que esté, no tenga que utilizar la mascarilla para proteger, como se exige, a las demás personas de un contagio. 

Marohu cuestionó: “[…] Él a mí no me mostró evidencia de que se había vacunado. Él no pidió ningún tipo de consentimiento, aunque ahí había personas no vacunadas. A mí no se me tomó la temperatura en el cuartel, solo me echaron alcohol en las manos y en los pies. La oficial estaba bien cerca de mí, en ningún momento hubo algún tipo de protocolo de COVID más allá de echarme alcohol en la planta de los pies y en las manos”. 

Una de sus preocupaciones era: “coño, en verdad van a opacar todo el trabajo de los comités organizativos, todo lo que simboliza y representa esta marcha y el fruto de ella, el que pudimos detener el tránsito, que nos pudimos hacer escuchar, que se convocaron barrileras… tanto amor, tanto fuego, tanto movimiento no se debe opacar por un arresto sin causa y por papelones opresivos de la Policía de Puerto Rico”.

-Marohu

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