Cuando se trata de personas que protestan, la Policía a menudo hace arrestos ilegales, frívolos, que sabe no prosperarán y cuyo único propósito es castigar y disuadir a las personas que ejercen el derecho fundamental a la protesta. En esta ocasión, tampoco es ni legal, ni aceptable, ni razonable que el señor Carmelo Ríos le dé instrucciones a la Policía de Puerto Rico y que ésta a su vez proceda a arrestar a un muchacho que simplemente protestaba hablando por un megáfono.
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